domingo

Mano a Mano con Falta y Resto


Por Daniela Guerra

A mi viejo...

El sueño de toda Colombina se me había dado. Sentada, compartiendo la
mesa con la murga de mi infancia, la que fue la voz callada de mi
viejo, la que me hizo llorar mil veces en las noches de carnaval
montevideano. La que hacía la retirada dejándome manchada la cara con
brillitos de ilusión, ahora, era mi compañera por un rato. Y esa
enamorada adolescente que dejó volar miles de historias y aventuras volvió. Volvió para saldar la vieja deuda. Sentarse frente al letrista y pedirle.... una canción.


Sábado. Mediodía. A la una quedamos de encontrarnos en Pippo, pleno centro porteño. La noche anterior habían sonado los redoblantes en La Trastienda y me quedaba algo por hacer: saludarlos, escucharlos de cerca, darles las gracias. Por haber estado siempre.

La conversación se extendió por horas, como si fuéramos conocidos de toda la vida. Y tal vez de alguna forma lo éramos. Ellos me habían contado la historia de mi gente en versos.
Cada año, cada carnaval, la murga hace el descargo, pega el grito de la queja, levanta la bandera del reclamo con una sonrisa, despierta amores con una lágrima....y le canta a la esperanza.
Algo nos conocíamos... seguramente. De alguna manera, ya nos conocíamos.

Saqué mi grabador y deje que el tiempo rodara...

Aqui va la charla entera. (hacer click ) http://faltayrestomanoamano.blogspot.com/