Por Daniela Guerra
Luego de cuatro años, el brillante director, Zubin Mehta, volvió a esgrimir la batuta en nuestro país, frente a casi 120 músicos de altísimo nivel, integrantes de la Orquesta Filarmónica de Israel.
A metros del Obelisco de Buenos Aires y ante un gran operativo de seguridad que contrastó con la serenidad del hall de entrada del Teatro Gran Rex, la noche quedó hipnotizada por coloridos sonidos y finisimos movimientos.
"Don Juan" de Richard Strauss, un poema sinfónico, casi rondó y totalmente romántico fue el comienzo para retirarse bajo aplausos y volver luego de un intermedio subiendo a Beethoven al escenario. Un Beethoven con todas sus formas y pasiones que viajaba en un diálogo entre flautas y oboe para seguir en la dulzura de todos los violines adormecidos y llegar a Gustav Mahler y el Mundo de la Novena.
El cierre fue fiesta, porque sin duda Strauss siempre es fiesta. Vehemencia y coordinación perfecta en una orquesta impecable.
El final bajo aplausos incansables tuvo dos "bis" que se contaron como perlas. Y ahí, sobre el final ya irremediable, Zubin Metha deja salir al hombre que lleva dentro y arremete con pasión sobre sus músicos para dar un cierre que califico como brillante.
Sencillo, cálido, de lineas clásicas e ideales intensos, este hombre nacido en Bombay se ha ganado con toda justicia, su brillante trayectoria, en la que cuenta, con tan solo 12 años, la dirección de la Filarmónica de Nueva York, con la que visitó Buenos Aires.
El recuerdo de muchos es, al dia de hoy, no solo el artista, sino la persona que en momentos críticos de Israel, se puso al frente de sus músicos y dirigió en medio de bombardeos y alarmas de ataque.
Por la paz y por la melodía del arte, que iguala los espíritus: Gracias Sr. Director por esta velada.
D. G.
Buenos Aires, Argentina, 2009.
OCTUBRE 2009
